El autónomo debe darse alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) para poder ejercer su actividad de forma legal. En este punto, y según vaya el negocio, es posible que se plantee cambiar de forma jurídica y para pasar a ser empresa. Una de las primeras ventajas de este cambio es que se tributa menos y se genera una infraestructura que permitirá afrontar retos mayores y seguir creciendo. Sin embargo, tal y como se destaca en la revista Emprendedores, se deben considerar una serie de cuestiones antes de dar ese paso.
En primer lugar, se debe considerar la fiscalidad. Un autónomo tributa por tramos en el RETA, de tal manera que, cuanto más beneficios tenga, más pagará. Sin embargo, una empresa tiene una fiscalidad fija, es decir, se tributa conforme al régimen de sociedades, que siempre es el mismo. Para ingresos altos, esta opción compensa, ya que no se deberá abonar más impuestos, sino que será la cuota fija (excepto en el País Vasco y navarra que se aplica el 25% de los beneficios). Por tanto, cuando un trabajador autónomo comience a facturar ciertas cantidades (José Enrique Rodríguez, responsable de abogality.com, recomienda entre 45.000-50.000 € anuales), puede ser rentable la apertura de una Sociedad.
Responsabilidad frente a las deudas
El segundo lugar, hay que tener en cuenta la responsabilidad. En caso de impago a terceros, la forma de hacer frente a esas deudas es distinta si se es autónomo o empresa. En caso de ser autónomo, deberá responder con el patrimonio personal, presente y futuro Además, en casos de matrimonios con régimen de bienes gananciales, esa obligación puede extenderse a los cónyuges.
Por el contrario, en el caso de las empresas, se hace distinción entre el patrimonio individual y el social. En el caso de los socios, deberán hacer frente con las aportaciones que haya realizado cada uno. También hay que considerar que la Ley de Emprendedores de 2013 impulsó la figura del Emprendedor de Responsabilidad Limitada, que da la posibilidad de dejar fuera de la responsabilidad a la vivienda habitual (si su valor no supera los 300.000 euros).
Una vez considerado si compensa pasar de ser autónomo a empresa, se debe decidir qué forma adoptar, es decir qué tipo de sociedad construir. Según José Enrique Rodríguez, responsable de abogality.com, la forma que mejor funciona en España es la Sociedad Limitada. Sin embargo, desde la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), recomiendan no olvidar fórmulas que intermedian el cambio de persona física a jurídica, como la Comunidad de Bienes o las Sociedades Civiles. Además, se espera que el próximo año se apruebe un cambio en el régimen de tributación de estas figuras intermedias que quedará sujeto al tipo de actividad que se realice.
En cualquier caso, es cierto que la Sociedad Anónima es una de las formas para constituir una empresa que mejor funciona en nuestro país, y la responsabilidad es únicamente el límite que se establezca a la hora de constituirla. No obstante, existen 19 formas jurídicas distintas, en función del capital inicial, el número de socios y la propia responsabilidad, que conviene conocer, tanto las ventajas como los inconvenientes.