¿No creen que estamos perdiendo lucidez por el camino?

Acabo de ver ganar a Fernando Alonso la última carrera de Fórmula 1 y me he venido arriba. ¡Qué quieren que les diga!. Más cuando sé que el chaval no cuenta con un “parato” en óptimas condiciones. Para lo suyo, digo, porque imagino que puesto en una carretera secundaria debe ser gloria pura. Pero le veo al asturiano dejarse los cuernos por hacerlo lo mejor posible y me animo. Eso, a pesar de que escribo esta columna el día en que asturianos y andaluces están convocados a votar, sin mucho ánimo por lo que se ve. Y que es también la jornada en que han decidido robarme una hora. Digo yo, ¿estos hechos son denunciables? ¿qué pasaría si yo ahora me planto en una comisaría y denuncio esta sustracción con nocturnidad y alevosía? ¿me meten en un frenopático? ¿ya vivo en él?

No se rían. Quizá les parezca absurdo, pero como vivimos rodeados de tantas absurdeces yo también reivindico mi parte. A ver si no es del género bobo que se nos venga contando que el asesino de Toulouse murió víctima de “dos balas mortales”…porque digo yo que si la primera ya lo ha matado, por muy certera que fuera la segunda, ningún daño más puede hacerle. A no ser que, por mor del azar, los dos proyectiles entraran en su cuerpo a la vez. Lo que ya, me parece, roza el milagro.

Y más patéticos me resulta aún los motivos que esgrimía este individuo para quitarle a una mujer a su marido y a sus dos hijos. Y a otra familia, privarles de una niña que nada le había hecho. Si todos nos ponemos así, encontramos motivos para pasar por la guillotina a más de uno. Pero entiendo que queremos ser una sociedad cuerda y que la lucidez que pretendemos no está en el hecho de ir quitando la vida a nadie. Miren, yo creo en la libertad de cada uno para quitarse de en medio cuando le salga del moño, pero jamás en que seamos dueños de la vida de otro.

Terminada esta semana para olvidar, que culmina algo más arriba gracias al esfuerzo ímprobo de Fernando Alonso, me voy preparando para la que viene, huelga general por medio. Les confieso que espero con temor esta cita, porque al derecho inalienable del ser humano a levantar su queja está el peligro galopante de perder su puesto de trabajo. Yo voy a hacer esta huelga, porque la nueva reforma laboral me parece la legalización del mobbing bajo la marca “porque yo lo valgo”. Y la dignidad de la persona va mucho más lejos que todo eso. Luego están los miedos, igualmente humanos. Y las imposiciones, desgarradoramente ciertas aunque totalmente reprobables. Así que me queda la palabra y la comprensión. Y la esperanza inútil de que unos y otros no esgriman cifras bajo conceptos de triunfo o fracaso. Pero para eso, prefiero esperar sentada.

 

María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

 

 

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